La estimulación multisensorial ya es una realidad para la mayoría de los profesionales que trabajan en la atención a personas con discapacidad gracias a los beneficios que aportan al proceso de intervención o rehabilitación convencional. Pero, ¿qué es la estimulación multisensorial y cómo puedo utilizarla en mi práctica?
¿Qué es la estimulación multisensorial?
Tal y como se expuso en las Primeras Jornadas Estatales de Estimulación Multisensorial:
«La estimulación multisensorial consiste en un amplio abanico de técnicas dirigidas a proporcionar todo un conjunto de sensaciones y estímulos específicos a personas con discapacidad (niños y adultos) y necesidades de apoyo generalizado. De esta manera, se les ofrecen estímulos sensoriales (visuales, auditivos, somáticos…) a los que no tendrían acceso por sus limitaciones y que permiten mejorar su calidad de vida. Resulta ser un instrumento adecuado, que aplicado correctamente puede mejorar las condiciones de vida y las posibilidades de desarrollo de las personas con discapacidad (así también en otros campos como la vejez, las demencias…)”. (Amposta, 2006).
La importancia de intervenir a nivel sensorial no es un concepto nuevo, ni creado por unos pocos. Desde las primeras aportaciones sobre la existencia de nuestro sistema nervioso (de la mano de Bell, Weber, Muller, Golgi y, especialmente, Ramón y Cajal a principios del siglo pasado), la investigación neurocientífica no ha dejado de confirmar la valiosa conexión entre nuestros sistemas sensoriales y nuestra vinculación al entorno para el desarrollo y el aprendizaje.
Nuestro cerebro es un órgano en constante cambio y, gracias a su neuroplasticidad, puede formar nuevas conexiones, reorganizarse y enriquecerse como consecuencia de los estímulos que reciba de su medio externo e interno. A través de las sensaciones, recibimos toda la información procedente de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, lo cual favorece la maduración de nuestro sistema nervioso y nos permite interactuar de forma adaptativa.
Desde los años 60, la intervención a nivel sensorial se ha nutrido de distintos enfoques metodológicos: el concepto Snoezelen de Hulsegge y Verheul, la Estimulación Basal de Frölich o el enfoque de la Integración Sensorial de Jean Ayres han sido pilares básicos para estudiar de forma detallada distintos aspectos en este campo y se han convertido en guías fundamentales para la aplicación de técnicas multisensoriales.
La vasta aportación de investigaciones al respecto durante las últimas décadas ha puesto de manifiesto su eficiacia en diferentes poblaciones de usuarios y el uso de espacios multisensoriales para estas terapias se ha instaurado como un imprescindible en cualquier centro de atención a personas con diversidad funcional (sobre todo, centros dedicados al Alzheimer y demencias, a personas con Trastornos del Espectro Autista, Atención Temprana, parálisis cerebral y discapacidad intelectual.)
¿Cómo trabajar en espacios de estimulación multisensorial?
Es importante diseñar un espacio enriquecido adecuadamente que nos permita fluctuar entre dos tipos de perspectivas metodológicas, según las necesidades y características del usuario en cada momento: Un entorno pasivo, que facilite una terapia no directiva en la que la persona explore y descubra activamente las experiencias sensoriales que le ofrecen los elementos; y un entorno activo donde se establecen relaciones de causa y efecto controladas que fomentan la participación del usuario en actividades sensoriales planificadas según sus circunstancias. Más información sobre esto.