El desarrollo del movimiento en las personas puede categorizarse en motricidad gruesa y motricidad fina. La motricidad gruesa hace referencia a esos movimientos más globales en los que participan grupos musculares amplios, como saltar, correr, rodar, gatear, subir y bajar escalones, etc., siendo los primeros movimientos que se aprenden y los más fáciles de ejecutar. En Eneso somos especialistas en el desarrollo y distribución de productos que favorecen la autonomía y potencian este área.
¿Qué es la motricidad gruesa?
La motricidad gruesa es nuestra capacidad para mover los músculos del cuerpo de forma coordinada y mantener el equilibrio, además de la agilidad, fuerza y velocidad necesaria en cada caso. Hace referencia a los movimientos amplios que engloban varios grupos musculares como el control de cabeza, la sedestación, girar sobre sí mismo, gatear, mantenerse de pie, caminar, saltar, etc.
Etapas de la motricidad gruesa
La evolución del área motora sigue dos leyes psicofisiológicas fundamentales: Céfalo-caudal (desde la cabeza hacia los pies) y próximo-distal (desde el eje central del cuerpo hacia las extremidades). Esto supone que las bases principales del desarrollo motor se asentarán sobre la motricidad gruesa y, posteriormente, podrán evolucionar hacia el desarrollo de la motricidad fina.
Aunque los tiempos de adquisición de los distintos hitos evolutivos son individuales y dependen en gran medida de las características biológicas y ambientales de cada persona, podemos establecer diferentes fases en el desarrollo motor:
- De 0 a 3 meses: Puede girar la cabeza de un lado a otro, y comienza a levantarla, empezando a sostenerse por los antebrazos.
- De 3 a 6 meses: En esta etapa empieza a girar su cuerpo.
- De 6 a 9 meses: Se sienta independientemente y se inicia en el gateo.
- De 9 a 12 meses: Empieza a gatear para moverse y comienza a trepar.
- De 12 a 18 meses: Comienza a dar sus primeros pasos y a agacharse.
- De 18 a 24 meses: Puede bajar escaleras con ayuda y lanzar pelotas.
- De 2 a 3 años: Corre y esquiva obstáculos. Empieza a saltar y caer sobre los dos pies.
- De 3 a 4 años: Es capaz de balancearse sobre un pie y salta desde objetos estables, como por ejemplo escalones.
- De 4 a 5 años: Da vueltas sobre sí mismo y puede mantener el equilibrio sobre un pie.
- 5 años y más: El equilibrio entra en su fase más importante y se adquiere total autonomía motora.
Como vemos, el desarrollo de la motricidad gruesa en la etapa infantil es de vital importancia para la exploración, el descubrimiento del entorno, la autoestima, la confianza en sí mismo y resulta determinante para el correcto funcionamiento de la psicomotricidad fina más adelante.
En relación a esto, los últimos datos sobre neuroaprendizaje aportan importantes conclusiones sobre la influencia del desarrollo motor en las dificultades atencionales y de aprendizaje. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en la importancia del gateo. Mediante el acto de gatear, los niños y niñas desarrollan habilidades visuoespaciales, experiencias tactiles, integración bilateral, orientación, adquieren la lateralidad y el patrón cruzado estableciendo importantes conexiones entre los hemisferios cerebrales, además de estimular el sistema vestibular y propioceptivo. Todos estos aspectos resultan primordiales para el desarrollo de las funciones cognitivas y se encuentran especialmente relacionados entre sí en un momento concreto: la adquisición de la lectoescritura.
Materiales y actividades para potenciar la motricidad gruesa
Sabiendo de su importancia, en Eneso tenemos una gran variedad de materiales para trabajar el área motora gruesa de forma divertida y motivadora:
Pasillo de islas: Juego de equilibrio que ofrece múltiples combinaciones y actividades diferentes. .
Planetas de equilibrio: Set de semiesferas de gran tamaño que crean un espacio de equilibrio y exploración visualmente espectacular. .
Túneles de reptación: Perfectos para favorecer la coordinación bilateral, el gateo y la organización espacial.
Circuitos de estimulación táctil: Ideales para desarrollar el sentido del tacto y para trabajar la lateralidad, la coordinación y el equilibrio de forma lúdica y educativa.
Suelo azulejos sensoriales: Perfecto para crear recorridos sensoriales y favorecer el movimiento y la coordinación.
Materiales acolchados: como cilindros y ruedas, piscinas de bolas, escaleras y rampas, puffs y colchonetas antibacterianos y antideslizantes para crear una zona de softplay a medida que genere entornos estimulantes y seguros de cualquier tamaño.
Espacios para la integración sensorial con elementos vestibulares y propioceptivos que motiven al movimiento funcional e intencionado mediante juegos espaciales, experiencias sensomotoras y balanceos.
En Eneso somos especialistas en el diseño de entornos para la estimulación e integración sensorial, zonas de psicomotricidad y materiales de intervención específicos. Visita nuestra página web y contacta con nosotros para recibir asesoramiento sin compromiso.